En base a la última devolución en el taller, lo único que se corrigió fue el foco sobre el retratado, ya que su rostro había salido desenfocado.
Su ubicación y la composición en general se mantuvo lo más parecida posible, para lograr nuevamente la idea de que distintos objetos de la verdulería enmarquen al sujeto y, junto a los azulejos que generan puntos de fuga, se concentre la atención en él.
Las fuentes de iluminación también se
mantuvieron: son dos luces frías y cenitales que tiene el local en el techo. Y
en esta sesión, que se hizo un poco más temprano cuando aún no caía el sol,
hubo más entrada de luz por la ventana detrás del retratado.
La idea que tuvimos para cortar un poco
esta luz y además para generar un contraste con la pared blanca a la derecha
del encuadre, fue tomar la foto en el momento que pase un colectivo por la calle.
De esta manera quedo un fondo oscuro del lado izquierdo, y además se lee como un
cuarto plano espacial, que sería el último. Siendo el primero los cajones, el
segundo el retratado, y el tercero la pared y la ventana.
Para que el retratado sea lo que llame más
la atención, en especial su rostro, se mantuvo la decisión de que cubra más porción
del encuadre, y la elección del lente de 35mm, a una distancia de apróx. 1.5m de
él, con la cámara ubicada a la altura de sus ojos.
Se utilizó una sensibilidad mínima de 100,
ya que en el espacio hay buena luz y se buscó tener la mejor nitidez y el menor
ruido posible.
El diafragma se ajustó con una apertura f/5
para permitir mayor entrada de luz y un pequeño desenfoque del campo cercano al
retratado, de manera que el foco y la atención este en él.
Y en cuanto a la velocidad de obturación, se configuró un valor de 2,5 s, ya que velocidades más rápidas hacían la foto oscura. Para no aumentar el ISO ni la apertura del diafragma en pos de tener profundidad de campo, se decidió apoyar bien la cámara en un soporte y disparar con temporizador, evitando así el desenfoque y el movimiento que tuvimos en la pre entrega.
Para retratar a Joaquín fuera de su oficio, elegimos hacerlo en su comedor y en una situación más relajada, para que su cuerpo y rostro también lo demuestren lo más posible y se contraponga a la idea del cansancio acumulado de todo el día trabajando en su verdulería. Siguiendo esta idea, agregamos elementos como el mate, el termo, una planta y decoración para hacer más cálido y hogareño el espacio. Y para que dialogue de alguna manera con la foto en oficio, ya que el mate, el termo y el repasador también se encuentran en aquella, pero con la intención de que tenga otro significado, y de que este cambie entre ambos contextos.
Se decidió también retratarlo de la cintura hacia arriba como en su oficio, pero esta vez sentado y relajado, con más aire por encima y alejado un poco de la cámara, que igual se ajustó con un lente de 35mm, haciendo foco en su rostro.
En cuanto al fondo, mantuvimos también la claridad
de las paredes, que son blancas a la derecha de ambas fotos. Y también la idea
de puntos de fuga que concentren la atención en el retratado. En ambos
espacios, el sujeto se encuentra centrado en donde convergen las paredes, de
manera que hay una direccionalidad hacia él.
A pesar de tomar la foto un día nublado, una
puerta y una ventana frente al retratado, a unos 4 metros apróx., permitían
buena entrada de luz, sumado a un foco del techo que se mantuvo encendido.
Para no tener ruido y buena nitidez, se trabajó
con una sensibilidad mínima de 100. Y con un diafragma los más cerrado posible,
a f/5, para mayor entrada de luz.
En cuanto a la velocidad de obturación, se configuró un valor de 1”. Y al igual que en el otro espacio, se apoyó la cámara en un soporte y se disparó con temporizador.









